Angelo Pierattini es, muy probablemente, el artista al que más veces he visto en vivo sumando sus diferentes proyectos. Y es que, para mí, es uno de los mejores y más talentosos músicos chilenos de su generación. Es de esos artistas que viven la música con pasión, que aman lo que hacen y llevan la esencia rockera en sus venas.

Si bien en el último tiempo, en su carrera como solista, ha tenido un giro mucho más marcado hacia la música latinoamericana, el folclor y las baladas –Algo que siempre ha estado presente, en mayor o menor medida, en su música–, hay momentos que son pura magia sobre el escenario cuando parece que la guitarra toma posesión de él, lo traslada de un lado a otro, distorsiona su cuerpo y las cuerdas guían sus dedos para regalarnos solos llenos de energía rockera que pocos logran transmitir .

Este miércoles, tuve la oportunidad de vivirlo nuevamente en el lanzamiento de su más reciente trabajo como solista titulado «Angelo Pierattini». Un concierto muy especial, en el Teatro Nescafé de las Artes, que además celebró sus 30 años de carrera musical y rockera. Fue una jornada hermosa, en la que compartió escenario con algunos de los artistas que colaboran en el disco para interpretar las canciones en las que participan: Cristobal Briceño, de Fother Mockers y Ases Falsos; Pablo Ilabaca, conocido alter ego de Freddy Turbina y ex guitarrista de Los Chancho en Piedra; el mexicano Juan Cirerol; y Los Vásquez. También hubo espacio para un par de canciones de su ex banda, Weichafe, que es una de mis bandas favoritas del rock nacional y otras más de sus anteriores álbumes solistas.

Al finalizar, como es su costumbre, Angelo se dio el tiempo para compartir con sus seguidores, intercambiar algunas palabras, tomarse fotos y firmar discos. Y, por supuesto, aproveché la ocasión para conseguir unas “rayitas” y llevarme un recuerdo de la noche.

Espero que siga haciendo música y tocando en vivo por mucho tiempo más para poder seguir disfrutando esa mezcla de magia rockera, melancolía y cebolla tan característica de la música chilena.

Este viernes 10 de octubre Lucybell se despidió de los escenarios después de más de 30 años de carrera. Una banda que ha marcado muchos momentos de, al menos, un par de generaciones en Chile.

En un concierto de 3 horas pasaron por toda su discografía con un público que estuvo muy entusiasmado cantando gran parte de las canciones y coreando “Lucybell, Lucybell” en muchas de las pausas entre temas. Claudio Valenzuela se vio emocionado hasta las lágrimas desde el comienzo y junto a sus compañeros, Eduardo Caces y José Miguel “Cote” Foncea, entregaron una presentación a la altura de lo mejor del rock chileno del último tiempo. En el escenario el trío estuvo acompañado por arreglos de bronces y cuerdas en varios pasajes, lo que le dio un toque diferente a las canciones.

Mis momentos favoritos del concierto fueron la sección acústica, momento en que se trasladaron un pequeño escenario en la parte posterior de la cancha; el tramo final donde tocaron algunos de mis canciones favoritas como «Viajar», «Ángel», «Sembrando en el Mar» y el cierre con «Mataz» y «Mil Caminos».

Creo que hay pocas bandas en Chile que han logrado mantenerse en forma y vigentes por tanto tiempo como para lograr llenar 2 Movistar Arena en su despedida. Ahora esperemos que esto solo sea el fin de una etapa y que en un futuro, ojalá no tan lejano, podamos verlos sobre los escenarios nuevamente.