El Movistar Arena se convirtió en una máquina del tiempo anoche. Al entrar a la cancha ya se siente la atmósfera ochentera, con la luces de neón, la estética de los músicos en el escenario y, por supuesto, la música cargada de la actitud, la energía y el hedonismo característicos de Billy Idol.
Entre los momentos destacados de la noche están los electrizantes e impecables solos del guitarrista Steve Stevens, compañero de Billy Idol desde los inicios de su carrera en solitario, y el cover de Gimme Shelter (original de The Rolling Stones), en que por pasajes la corista que acompaña a Idol se vuelve la protagonista con el brillo espectacular de su voz. Me encantó.
A punto de cumplir 70, Idol se ve en muy buena forma y demuestra que sobre el escenario le sobra energía.
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